Cuando una persona fallece, los familiares -y a veces, terceras personas- se enfrentan a una vorágine de trámites a los que es complicado atender con garantías, a saber: obtención del certificado de defunción; obtención del certificado de últimas voluntades; obtención del testamento, si existe; otorgamiento de la escritura de aceptación y adjudicación de bienes; cambio registral de nombre de los bienes y derechos recibidos; liquidación y pago de impuestos; etcétera.
De otro lado, si no se otorgó testamento, podemos necesitar acudir al Notario o al Juzgado para efectuar la declaración de herederos. O puede ser que no exista entre los beneficiarios consenso en cuanto a la valoración de los bienes. O que simplemente no nos paguen la legítima que nos corresponda.
Los escenarios posibles son muy variados y numerosos, verdaderamente, pero en todos ellos podemos asesorarle y defender con plena garantía sus intereses.
Finalmente, si esta Ud. pensando en planificar su sucesión, sea particular o empresa, sepa que podemos ayudarle para que lo lleve a cabo de la manera que más se adapte a sus intereses.