El mundo en el que vivimos, como tampoco en nuestro más cercano entorno, se ha logrado erradicar la lacra de la violencia familiar y machista, pese a las sucesivas modificaciones legislativas encaminadas a ello.
En los procedimientos de violencia doméstica se ha producido un comportamiento violento entre personas que conviven en el mismo lugar; en los procedimientos de violencia de género, en cambio, la víctima es una mujer y el agresor ha mantenido o mantiene una relación marital o análoga, sin necesidad de que exista convivencia cuando la agresión se produce.
Son procedimientos, en cualquier caso, desagradables para las partes implicadas, que requieren una asistencia no solamente legal, y que podremos ayudarle a afrontar con la máxima seriedad y dedicación.